martes, 7 de junio de 2016

El día en que me pasé al lado oscuro de la fuerza

El día en que me pasé al lado oscuro de la fuerza. Darth Vader. CINE. Ver. Oír. Contar.

Lo reconozco. Me he resistido media vida a ver las películas de Star Wars. Cada vez que pensaba en espadas láser y criaturas de otras galaxias me daba pereza. Y mucha. Nunca he sido muy amante de la ciencia ficción, los superhéroes y temas similares (a excepción de Harry Potter, supongo que en el fondo siempre he tenido alma de friki) pero desde un tiempo a esta parte me he dejado seducir por todo ese mundo que me era tan desconocido y... ¡Me encanta! 

Puede que la culpa de todo la tengan Sheldon y compañía con sus múltiples referencias sobre el género. O quizá fueron Christopher Nolan, Christian Bale y el ya desaparecido Heath Ledger los que, con su visión de Gotham, la justicia y la delincuencia, me abrieron los ojos a una ficción llena de posibilidades. No lo sé. Pero doy gracias por haber despertado aunque, en algunos casos, no lo haya hecho en el "bando correcto".

Cuando me animé a ver las películas de Star Wars lo hice siguiendo rigurosamente las fechas originales de estreno. Los episodios IV, V y VI no me descubrieron nada que no supiera ya porque, aunque no hayas visto ninguna película, el "Luke, yo soy tu padre" se lo sabe cualquiera, y que Darth Vader es malo malísimo también. La sorpresa llegó con los episodios I, II y III, cintas en las que se cuenta por qué Anakin Skywalker, ese niño al que la fuerza escogió, llegó a convertirse en el mayor villano de la galaxia.

Anakin va creciendo al mismo tiempo que va formándose como caballero jedi. Como en todo ser humano, por mucho que nos empeñemos en pensar lo contrario, en su interior hay luz y oscuridad, y esta última acaba venciendo, pero sólo por proteger a quien ama, una causa noble que se aleja bastante de la imagen que a priori se puede tener de Darth Vader. Para no perder a su esposa, Anakin sucumbe a la oscuridad seducido por la idea de que el lado oscuro sabe cómo usar la fuerza para engañar a la muerte y, a pesar de su sacrificio, acaba perdiendo no sólo a su esposa sino también a sus amigos. Y así, en una paradoja maquiavélica, nace el villano.

Y justo ahí, cuando Anakin casi pierde hasta la vida, fue cuando me di cuenta de que, probablemente, yo también hubiese hecho cualquier cosa por salvar a mis seres queridos. En ese momento comprendí que, lejos de lo que pude pensar antes de conocer la historia completa, yo también pertenecía al lado oscuro de la fuerza.

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